Son educadores, es decir, su tarea va más allá de lo que comporta la transmisión sistemática de unos conocimientos.

Desempeñan un papel decisivo en la vida del Centro, ya que están directamente implicados en la preparación, realización y evaluación del Proyecto Educativo.

Establecen relaciones de franca colaboración con los compañeros de trabajo, derivadas de la comunicación, la solidaridad, el trabajo en equipo, la coherencia y la continuidad de la tarea educativa que se realiza entre todos. Desarrollan su acción educativa de acuerdo con el Carácter Propio del Centro. Se les reconoce el ejercicio de la libertad de cátedra, «dentro de los límites propios del puesto docente que ocupan», límites que vienen dados por el Carácter Propio del Centro y nivel educativo que impartan. Se comparte con ellos la misión educativa no sólo en el respeto mutuo, sino en una profunda comunión de intenciones y actitudes.

Se corresponsabilizan en la acción educativa global e intervienen en la gestión del Centro mediante los órganos de gobierno y participación, unipersonales o colegiados.

Se facilitarán al profesorado los instrumentos idóneos para una formación permanente en el orden profesional, humano y religioso, colaborando para que alcancen un nivel de justa retribución económica, junto con la debida estabilidad y seguridad en el trabajo.